domingo, 1 de agosto de 2010

Nacen, crecen, se reproducen y MUEREN

Noticias llegaron de la muerte del arte,
la parca no dudo y al MUAC llegó en un instante,
a la sala de Todo o Nada entró y ¿qué fue lo que encontró?
Un caballito y burbujas de un muertito,
decepcionada salió del extraño recinto,
y dijo: el arte murió hace más de un siglo.

Mi reseña del día de hoy es de una exposición que ya no está entre nosotros, se llamaba Todo o Nada, aunque yo simplemente la hubiera llamado NADA. Tenía imágenes que podían ser perjudiciales para los pequeños, por eso se recomendaba la discreción. Esta pequeña recorrió las tres salas que conformaban esta exposición y al terminar se sintió confundida. Todo o Nada fue una exposición sin un hilo conductor real, no hubo tema, sólo piezas. La primera parte fue muy escandalosa para la buena educación. Encontré imágenes de pedazos de lo que alguna vez fueron humanos, un feto de caballo y lo que parecía un tipo de encuentro sexual entre mujeres representado en una serie de fotografías a lo largo de una pared. Ciertamente encontré muy divertida esta primera parte, la cereza del pastel hubiera sido la cara se la gente que la recorría, pero para mi infortunio me tocó pasear por la sala sólo con un par de personas alrededor.

Lo que siguió no es digno de mencionarse, una pila de platos, otros objetos conceptuales, una frase "someone is listening". Una lata de resistol gigante, muy a la Andy Warhol, cautivadora, nacionalista, pero una pieza al fin y al cabo vacía.

Luego de una exposición con acentos tan intrigantes y piezas convencionales, siento la obligación de hablar de las dos obras por las que dicha exposición valió la pena y hará sentir culpables a aquellos que no las conocieron. La primera se encontraba afuera de la sala de Todo o Nada, pero formaba parte de la misma, me refiero a un cubículo donde caían burbujas. Algo que a primera vista nos parece tan simple, bello, infantil y perfecto. Las burbujas sacan al niño que llevamos dentro, nuestra inocencia sale a flote y nuestro deseo por reventarlas y dejar que caigan en nuestra cara se hace presente, pero estas burbujas tenían una advertencia, contenían una mínima cantidad de líquido humano recabado de la SEMEFO (servicio médico forense). Es ahí cuando lo grotesco se junta con algo tan divino, donde tu deseo por tocarlas disminuye. La advertencia señala que no son dañinas, pero la moral, las costumbres de respeto a los muertos, esa NADA que viene con la muerte y el miedo a la misma te impide tocarlas. Claro que eso no me detuvo de tocar unas cuantas, digo sólo son creencias, pero cuanto pesan como para alejar a la gente de experimentar con ellas.

La segunda pieza fue una representación de un caballito de madera, como esos típicos de la infancia, pero ciertamente ésta era una atípica pieza ya que el caballito no era de madera, sino que era de lo que alguna vez fue un feto de caballo. En esta pieza los polos se juntan, lo grotesco con lo tierno. Desde mi punto de vista, la obra anterior y ésta son una sublime manera de hablar de la muerte. A pesar de que debido a nuestra cultura, nuestra relación con la muerte sorprende a extranjeros debido al sentido chusco o juguetón que denotan nuestras tradiciones, piezas como las anteriores no dejan de perturbarnos, nos sorprenden e inquietan. El colectivo SEMEFO autor de las mismas, nos brinda piezas e instalaciones irrespetuosas con respecto a la muerte que desafían nuestra moral.

Nada debió de haber sido el nombre de la exposición, habla de la nada y nos enseña la nada en el arte.

2 comentarios:

  1. debe ser difícil compartir las ideas y generar opinión pública. admiro tu carácter y me gusta tu blog. felicidades

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